El gran cambio se produce con la llegada del tren en 1883. A partir de ese momento es posible enviar grandes cantidades de adoquines a Buenos Aires en no más de 10 horas. Es gracias a este medio de transporte que la explotación de la piedra comienza a crecer hasta convertirse en una de las principales actividades de la ciudad. A principios del siglo la actividad llega incluso a convertirse en una fiebre parecida a la del oro.
LOS PICAPEDREROS
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